martes, diciembre 15, 2015

Adorno navideño

viernes, noviembre 06, 2015

CUENTO BUDISTA SOBRE EL BIEN Y EL MAL

Un rico joyero invitó a un monje a viajar con él y tuvo la oportunidad de oír el Dharma.

Hace mucho tiempo, en la India, vivió un joyero muy rico, de nombre Pandú. Cierto día en que se dirigía en su carruaje hacia la ciudad de Varanasi, Pandúse regocijaba por la bonanza del tiempo, recién refrescado por una tormenta, y sobre todo por el dinero que iba a conseguir al día siguiente vendiendo las joyas en el mercado.
Mirando hacia adelante, Pandúobservó un monje caminando lentamente por un lado de la carretera. El monje caminaba con pasos firmes y espalda erguida; había algo en él que irradiaba paz y fortaleza interior. Pandúpensó: ―Si ese monje va a Varanasi, le pediré si quiere viajar conmigo. Parece un santo y yo he oído que la compañía de hombres santos siempre trae buena suerte‖. Así que dio órdenes a su fortachón esclavo, llamado Mahaduta, de parar los caballos.
—Venerable Maestro del Dharma —dijo Pandú, abriendo la puerta de su carruaje—. ¿Puedo ofrecerle transporte hasta Varanasi?
—Viajaré contigo —contestó el monje—, si comprendes que no puedo pagarte, pues no tengo posesiones materiales. Lo único que puedo ofrecerte es Dharma. —Acepto sus condiciones —dijo el joyero, que siempre pensaba como si estuviese negociando. Y así invitó al monje a entrar en su carruaje.
Durante el viaje, el monje, cuyo nombre era Narada, le habló del karma, que es la ley de causa y efecto.

—La gente crea sus propios destinos a través de sus accio
nes—dijo Narada—. Buenas acciones generan de un modo natural buena fortuna, mientras que quienes cometen maldades acaban pagando por ellas tarde o temprano.
Pandúse encontraba a gusto con su compañero.
Le gustaba oír cosas con sentido, pues él era un hombre muy práctico, y también tenía raíces buenas y profundas en el Dharma, ¡aunque esto último él no lo sabía!

                                       Capítulo 2

El joyero ordena a su esclavo volcar un carromato cargado de arroz, y el Maestro del Dharma se lo reprocha sin éxito.
-Pandú, el joyero, interrumpió ásperamente a Naradacuando su carruaje se paró en mitad de la carretera.
—¿Qué ocurre? —gritó irritado a su esclavo Mahaduta—. ¡No hay tiempo que perder! Varanasi estaba aún diez millas de distancia, y el sol se estaba poniendo por el Oeste.
—Es el carromato de un estúpido agricultor en medio de la carretera —vociferó el esclavo.
El monje y el joyero abrieron las puertas del carruaje y se asomaron para ver lo que ocurría. Un poco más adelante, y bloqueando la carretera, había un carromato cargado de sacos de arroz. La rueda derecha yacía averiada en una zanja. El agricultor estaba sentado en el suelo intentando reparar una pezonera rota.
—¡Yo no puedo esperar! ¡Mahaduta! —gritó Pandú—. ¡Aparta su carromato!
El campesino se levantó de un salto para protestar y Naradase volvió hacia Pandúpara pedirle que pensase otro modo de resolver la situación.

Pero antes de que nadie pudiese decir una palabra, el fortachón Mahadutaya había saltado de su asiento, y arremetiendo contra el carromato del agricultor, lo empujó dentro de la zanja. Varios sacos de arroz cayeron en el barro. El agricultor se fue corriendo y chillando hacia Mahaduta, pero se frenó al darse cuenta de que el esclavo le doblaba en tamaño y fuerza. Sonriendo maliciosamente, Mahadutalevantó su puño; estaba claro que habría disfrutado dando una paliza al campesino si su amo no tuviese tanta prisa. Al mismo tiempo que el esclavo volvía a su asiento y retomaba las riendas del carruaje, el monje se bajó a la carretera, y dirigiéndose a Pandúle dijo:
—Estoy descansado y en deuda contigo por haberme llevado durante una hora, y qué mejor modo de saldar esta deuda que ayudando a este desafortunado agricultor al que tú has maltratado. Al hacerle daño, puedes dar por seguro que un daño similar te ocurrirá a ti. Así que, tal vez, si le ayudo puedo hacer que tu deuda con él no sea tan grave. Puesto que además el agricultor fue un familiar tuyo en una vida previa, tu karma y el suyo están atados de una manera mucho más fuerte de lo normal.
El joyero estaba sorprendido. No estaba acostumbrado a que lo regañaran, ni siquiera con la amabilidad con que el monje lo había hecho. Pero lo que más le molestó fue la idea de que él, Pandú, un joyero con grandes riquezas, pudiese estar de algún modo relacionado con un agricultor del arroz. —¡Eso es imposible! —replicó a Narada.
Naradaesbozó una sonrisa y dijo:
—A veces la gente más inteligente no alcanza a reconocer las verdades más básicas de la vida. Pero yo intentaré protegerte contra el daño que te has hecho a ti mismo.
Molesto por estas palabras, Pandúhizo una señal vehemente con su mano para que el esclavo pusiese el carruaje en marcha.

                                            Capítulo 3

Al oír el Dharma, el agricultor comprendió la ley de causa y efecto.
Devala, el agricultor, ya se había sentado de nuevo en el suelo, a un lado de la carretera, intentando reparar de nuevo la rueda. Naradalo saludó inclinando su cabeza y empezó a empujar el carromato fuera de la zanja. Devala se levantó de un salto para ayudarlo, pero se dio cuenta de que el monje tenía mucha más fuerza de lo que se podía esperar de una persona de complexión tan ligera. El carromato estaba de nuevo en la carretera incluso antes de que Devala la hubo cruzado. ―Este monje debe ser un santo‖, pensó Devala en silencio. ―Dioses y espíritus, invisibles protectores del Dharma, deben ayudarlo. Tal vez él pueda explicarme por qué hoy mi suerte ha dado un giro a peor‖.
Los dos hombres cargaron los sacos de arroz que Mahadutahabía tirado en la zanja, y entonces, al mismo tiempo que Devala se sentaba de nuevo a arreglar la rueda, preguntó:
—Venerable Maestro del Dharma, ¿puede explicarme por qué he tenido que sufrir semejante injusticia por parte de ese rico tan arrogante a quien nunca había visto antes? ¿Es esto razonable?
Naradacontestó: —Lo que has sufrido hoy no es realmente una injusticia. Has recibido el pago exacto por el daño que tú causaste al joyero en una vida previa.
El agricultor dijo asintiendo:
—He oído a gente decir este tipo de cosas antes, pero nunca he sabido si creerlas o no.
—No es algo muy difícil de creer—dijo el monje—. Nos convertimos en lo que hacemos.

Si haces buenas cosas, serás Buena persona de un modo natural, y cosas buenas le ocurrían naturalmente. Lo mismo sucede con las maldades. Actos malvados crean malas personalidades y vidas desafortunadas. Todas las cosas que has pensado, dicho y hecho crean la clase de persona que eres ahora, y también contienes las semillas de lo que serás en el futuro. Esta es la ley de causa y efecto, la ley del karma.
—Tal vez sea así—dijo Devala—, pero yo no soy una mala persona, y ¡mira lo que me ha ocurrido hoy!
Naradale preguntó:
—Sin embargo, ¿no es cierto que tú habrías hecho lo mismo al joyero si él hubiese sido el que bloquease la carretera y tú el que llevase un conductor tan bravucón?
Las palabras del monje hicieron que Devala enmudeciese. Se dio cuenta de que hasta el momento en que Naradaapareció para ayudarlo, su mente había estado llena de pensamientos de venganza. Exactamente lo que Naradahabía dicho es lo que él había estado pensando: ―Ojalá hubiese sido él quien volcase el carruaje del joyero para después poder reanudar el viaje con orgullo mientras el ricachón se quedaba revolcado en el lodo‖.
—Sí, Maestro del Dharma —admitió—. Es verdad.
Los dos hombres permanecieron en silencio hasta que la pezonera estaba lista y la rueda montada de nuevo en el carromato. El campesino seguía cavilando en las palabras del monje. Aunque Devala no había ido nunca a la escuela, él era un hombre muy pensativo y siempre intentaba descubrir el porqué de las cosas y las razones detrás de los sucesos.
De repente dijo:
—¡Pero esto es terrible! Ahora que el joyero me ha hecho daño, yo tendré que hacerle algo malo a él. Entonces él me lo devolverá, y yo volveré a herirle. ¡Y esto nunca acabará!

—No, no tiene por qué ser así —dijo Narada—. La gente tiene el poder de hacer cosas buenas y cosas malas. Encuentra un modo de pagar a este joyero tan orgulloso con ayuda en lugar de pagarle con daño.
Entonces el ciclo se romperá.
Devala asintió dudosamente a la vez que subía a su carromato. Creía lo que el monje le había dicho, pero no veía como iba a tener la oportunidad de seguir sus consejos.
¿Cómo iba a ser posible que él, un pobre campesino, pudiese ayudar a un hombre tan rico? Invitó a Naradaa sentarse junto a él y tomó las riendas del caballo.
El caballo apenas había empezado a caminar cuando se paró de repente.
—¡Una serpiente en la carretera! —gritó Devala—. Pero Narada, mirando más atentamente, vio que no era una serpiente, sino una bolsa. Bajó del carro y la recogió. Era muy pesada pues estaba llena de oro.
—La reconozco. Pertenece a Pandú, el joyero —dijo el monje—. La llevaba entre sus piernas en el carruaje.
Debe habérsele caído al abrir la puerta para intentar a verte. ¿No te dije que su destino estaba unido al tuyo?
Dándole la bolsa a Devala le dijo:
—Aquí tienes la oportunidad de cortar las ataduras de violencia y venganza que te atan al joyero.
Cuando lleguemos a Varanasi, vete a la posada donde se hospeda y devuélvele el dinero.
Él pedirá perdón por lo que te hizo, pero tú dile que no guardas ningún rencor y que le deseas lo mejor. Y escucha atentamente, vosotros dos sois muy parecidos, y ambos prosperaréis o fracasaréis juntos dependiendo de vuestras acciones.

viernes, octubre 16, 2015

Los antimodernos han canibalizado el espacio publico

¿Cuál es su opinión sobre el pensamiento francés hoy en día? En su libro, usted habla de una "tentación de retirar" para caracterizar el período actual. ¿Cuáles son sus características?

Sudhir Hazareesingh dice: 

Hay cuatro fenómenos que definen la situación actual. 


La primera es que el declivismo y el pesimismo ya no son del dominio exclusivo de la derecha anti-moderna y reaccionaria. Hoy en día, la idea de que "nada funciona" o que "todo esta mal" supera con creces esta familia de pensamientos, de modo que algunos de su portavoces más elocuente vienen de la izquierda, como Michel Onfray o Regis Debray. ¿Qué es la primera vez hoy es el siguiente: una forma de fusión anti-moderna de pensamientos en la alabanza común de "republicanismo" nostálgicos y retrógrados que reúne a antiguos enemigos, los que realmente herederos una cultura republicana como aquellos que forman parte de una tradición profundamente anti-republicana.

La segunda cosa que me llama la atención es la dimensión franco-francesa de esta recesión pensamiento. Hay dos siglos, los autores franceses reaccionarios tenían influencia internacional. Joseph de Maistre, por ejemplo, pertenecía al patrimonio mundial de pensamiento. Él era...


fuente: http://www.lemonde.fr/politique/article/2015/09/26/les-antimodernes-ont-cannibalise-l-espace-public_4772836_823448.html

Yo no ayudo a mi esposa

Esto es lo que dice el psicólogo Alberto Soler Sarrió, luego de que en un supermercado mientras iba con sus hijos de 15 meses, escuchara a un par de señoras concluir lo mismo: “hay que ver lo que ayudan ahora los hombres a sus mujeres con los hijos”.
Luego de escucharlas, no pudo más que morderse la lengua y sonreír, llegando a su lugar de trabajo escribió en su web lo que le hubiera gustado decirles.
"Ésta es una de esas situaciones que me encantan para poder provocar un poco y sacar mi lado más feminista. Pero hoy se hacía tarde para comer y me he limitado a sonreír, agradecer y seguir a casa.
¿Que qué le habría dicho a estas señoras? Probablemente, como en otras ocasiones, les habría respondido con un “disculpe señora, pero no, ni ayudo ni pienso ayudar a mi mujer con los hijos”.
Y pasaría a explicarle cuál es mi punto de vista al respecto.
Antes de tener hijos yo nunca he sido de esas parejas o maridos que ayudan a su mujer con las tareas de casa. Pero es que mi mujer tampoco me ha ayudado nunca. Y cuando llegaron los hijos las cosas siguieron más o menos igual: ni le he ayudado con la casa ni ahora con los hijos. Habrá alguno que aún no haya pillado de qué va la cosa y esté pensando maravillas sobre mí y apiadándose de mi mujer (¡pobrecita, menudo le ha tocado!).
No, yo no ayudo a mi mujer con los niños porque no puedo ayudar a alguien con algo que es mi entera responsabilidad.
Los hijos, al igual que las tareas domésticas, no son el patrimonio de nadie: ni pertenecen a la mujer ni pertenecen al hombre. Son responsabilidad de ambos. Por este motivo me llega a ofender cuando, de modo muy bienintencionado (soy consciente) me halagan con “lo mucho que ayudo a mi mujer”. Como si no fueran mis hijos o no fuera mi responsabilidad. Hago, con mucho esfuerzo y mucho gusto ni más ni menos que aquello que me corresponde. Al igual que mi mujer. Y por mucho que me esfuerce nunca podré llegar a hacer tanto y tan bien como hace ella."
Después explica el por qué tenemos esta visión de las responsabilidades, diciendo que:
"Tenemos aún en la mente un modelo de familia patriarcal en el que hay un reparto de tareas muy bien definido: el hombre es el proveedor de recursos, la mujer la gestora del hogar (ahí se incluyen los hijos). Sin embargo la sociedad ha cambiado profundamente en las últimas décadas (afortunadamente) y este reparto de papeles ha pasado en muchos casos a la historia.
La mujer hoy en día, aunque sigue profundamente discriminada socialmente (no hay más que ver la diferencia en salarios u oportunidades de promoción laboral) es el agente de su propio desarrollo, tiene la capacidad de desarrollar una carrera profesional en los mismos ámbitos que un hombre y, si decide dedicarse al cuidado de los hijos es, en la mayoría de los casos, por una elección personal, y no por falta de oportunidades o derechos sociales.
En un momento en el que tenemos esta igualdad de roles entre hombre y mujer, asumir de facto que los hijos son responsabilidad de ellas es un vestigio del pasado. Hoy en día hombre y mujer se reparten (o deberían hacerlo) de modo equilibrado aquellas tareas que les atañen a ambos, como la casa y los hijos. ¿Y qué es “de modo equilibrado”? Ese equilibrio no implica en (casi) ningún caso un reparto 50-50, sino más bien una adaptación flexible entre la disponibilidad de los miembros de la familia y las tareas que se requieren..."
Más adelante señala cuáles son las tareas propias del padre y cuáles las de la madre.
"Bueno, pues más allá de ser la madre (por obvios motivos) la encargada de la teta, el resto de las casi innumerables tareas relacionadas con los hijos no son patrimonio exclusivo de nadie, son total y absolutamente intercambiables entre padre y madre en función de las circunstancias, preferencias (de ellos o de los hijos -hoy quiero que me duerma la mami/el papi-) o habilidades de cada uno.
Un buen reparto de esas tareas es el que es equilibrado, justo, que no genera conflicto y que permite un desarrollo armonioso de la rutina doméstica".
Y por último señala que quisiera que sus hijos crezcan "sin saber si planchar es cosa de hombres o de mujeres. Que no sepan si los baños son cosa de su padre o de su madre. Que no asocien la cocina con el feudo de nadie, ni tampoco la aspiradora, doblar ropa u ordenar los armarios. Que acudan con más o menos igual frecuencia a uno o a otro para dormir, para contar sus confidencias, para jugar o para enfadarse. Que no haya un “jefe” de la casa sino que todos convivimos del modo más feliz posible".
Finalizando con un:
"Así que no, señora, yo no ayudo a mi mujer con los niños. Tampoco con la casa. Estoy con ellos en el supermercado y les paseo porque son mis hijos y me acompañan allá donde voy. Les cambio los pañales, les baño, les llevo al parque o les preparo la comida no por ayudar a mi mujer, sino porque son mis hijos, son mi responsabilidad y quiero que crezcan con un modelo de familia y de reparto de tareas diferente a aquel que Ud. y yo hemos tenido."

jueves, febrero 19, 2015

En una vida promedio...



*Ingerimos 74 toneladas de comida. 
*Excretamos 40.515 litros de orina. 
*Nuestro corazón late 2.700 millones de veces. 
*Bombeamos 350 millones de litros de sangre. 
*Realizamos 740 millones de aspiraciones. 
*Producimos 400.000 millones de espermatozoides los hombres y 400 ovulos las mujeres. 
*Realizamos 333 millones de pestañeos. 
*Nuestro pelo crece 350 kilómetros. 
*Nuestra uñas crecen 3 metros por dedo. 
*Realizamos 540.000 sonrisas. 
*Tenemos 127.500 sueños. 
*Lloramos 3.000 veces. 

viernes, enero 02, 2015

Peligros por los anillos de plastico de los refrescos de lata


Cuando tires los plásticos circulares con los que se empaquetan las latas de refrescos, córtalos en trozos, porque si no los animales que viven y se alimentan en los vertederos pueden quedar atrapados y morir asfixiados.
Cierto refresco de cola, cambió la chapa de las latas de refrescos por el formato actual, porque las antiguas (en las que la chapa se separaba) acababan en la basura, y las playas, y el mar, y se las tragaban los delfines y morían.

Los animales quedan, atrapados cuando son jóvenes y en según van 
creciendo, estos resistentes plásticos estrangulan, generalmente, sus cuellos,
 extremidades y troncos, pero depende de cómo quedó el animal atrapado y 
de la forma del animal.Muchos animales quedan atrapados en los anillos 
de plástico de los six packs de latas de refresco o cervezas, causándoles 
sufrimiento, malformaciones, mutilaciones, invalidez, asfixia y muerte
Simplemente, cortando los anillos de este tipo de plásticos, evitaremos esta
 situación.
Esto sucede porque no en todos los lugares se disponen correctamente 
los residuos plásticos y van a parar a vertederos al aire libre, donde muchos 
animales van a alimentarse.
También, porque los consumidores de latas de refrescos o cervezas,
tiramos este tipo de plásticos en lugares no apropiados, llegando al medio 
natural, o en las calles, donde los animales quedan fortuitamente atrapados
En otras ocasiones, sucede que, los animales van en busca de comida 
a nuestros contenedores de basura o papeleras.
En definitiva, sea como fuere, lo que deberíamos de tratar de hacer, es 
reutilizar o reciclar estos plásticos de la mejor manera posiblePero, 
SIEMPRE, hay que desecharlos completamente cortados, porque nunca 
sabemos dónde van a ir a parar, con lo que el riesgo de que puedan 
convertirse en una trampa, estará presente, así que:
¡Corta los anillos de plástico de los six packs de latas para no causar 
sufrimiento y muerte a los animales!
Pasos:
1- Quitar las latas.
2- Cortar con tijeras para no dejar ningún aro de plástico.
3- Finalmente, queda una única tira de plástico que depositaremos en 
el contenedor de los plásticos o envases, siempre que sea posible.