Monica Gagliano, profesora asociada de biología en la Universidad de Western Australia, realizó experimentos para ver si la planta mimosa (que suele enroscar las hojas en defensa propia si la tocas o la dejas caer) dejaba de hacerlo si durante una serie de pruebas le mostraban que el que la dejaran caer no implicaba ningún peligro. Dejó caer con cuidado las plantas 60 veces, lo cual hizo que dejaran de enroscar las hojas lentamente hasta que al final ninguna lo hacía. Durante los siguientes 28 días las plantas no enroscaban las hojas tras las pruebas en que las dejaban caer, lo cual quiere decir que habían "aprendido" que el experimento no era peligroso para ellas.
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