1 “Pero, a fin de cuentas,¿quién puede decir lo que es mejor? No te reprimas por nadie y, cuando la felicidad llame a tu puerta, aprovecha la ocasión y sé feliz”
2 “Cerrar los ojos... no va a cambiar nada. Nada va a desaparecer simplemente por no ver lo que está pasando. De hecho, las cosas serán aún peor la próxima vez que los abras. Sólo un cobarde cierra los ojos. Cerrar los ojos y taparse los oidos no va a hacer que el tiempo se detenga.”
3 “En una caja de galletas hay muchas clases distintas de galletas. Algunas te gustan y otras no. Al principio te comes las que te gustan y al final sólo quedan las que no te gustan. Pues yo cuando lo estoy pasando mal, siempre pienso: Tengo que acabar con esto cuanto antes y ya vendrán tiempos mejores. Porque la vida es como una caja de galletas”
4 “El odio es una sombra negra y alargada. En muchos casos, ni siquiera quien lo siente sabe de dónde le viene. Es un arma de doble filo. Al mismo tiempo que herimos al contrincante nos herimos a nosotros mismos. Cuanto más grave es la herida que le infligimos, más grave es la nuestra. El odio es muy peligroso. Y, una vez que ha arraigado en nuestro corazón, extirparlo es una tarea titánica.”
5 "La mayoría de corredores no corren porque quieran vivir más. Lo hacen porque quieren vivir al máximo"
6 "Temes a la imaginación. Y a los sueños más aún. Temes a la responsabilidad que puede derivarse de ellos. Pero no puedes evitar dormir. Y si duermes, sueñas. Cuando estás despierto, puedes refrenar, más o menos, la imaginación. Pero los sueños no hay manera de controlarlos."
7 "Hay dos tipos de personas: los que son capaces de abrir su corazón a los demás y los que no. Tú te cuentas entre los primeros."
8 “Lo que para una persona puede ser una distancia prudencial, para otra puede ser un abismo”
9 “Cuando uno se acostumbra a no conseguir nunca lo que desea, ¿Sabes que pasa? Que acaba por no saber incluso lo que quiere”
10 "Si no quieres acabar en un manicomio, abre tu corazón y abandónate al curso natural de la vida".
Sus ejes son el amor, como no, el placer y la obscuridad. La soledad es una madrina que ronda sigilosa en todas sus historias. Murakami destila influencias de otros grandes como Raymond Carver, F. Scott Fitzgerald o John Irving, a los que considera sus maestros. Es un defensor de la cultura popular. Le encantan las series de televisión, las películas de terror, las novelas de detectives, la ropa de sport, las canciones pop..., ya que todo ello le sirve como nexo con los lectores.